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Gran victoria del CD MIRANDES ANTE EL VILLARREAL por 4 a 2, en un partido donde pudo haber más goles

06.02.2020

 El Mirandés volvió a ser el verdugo del Villarreal. Un dejà vu, como si una máquina del tiempo hubiera retrotraído al equipo amarillo a la temporada 2011/12. En aquel momento el equipo de Miranda de Ebro estaba en Segunda B, tanto da. La noche burgalesa fue aciaga para un Submarino que ya vio que no sería un partido fácil al cuarto de hora, cuando Matheus inauguraba el marcador. Ontiveros empató de falta pero Merquelanz volvió a poner por delante a los locales al borde del descanso. Tras el tiempo de asueto el conjunto groguet empató por mediación de Cazorla, también desde los once metros. Pero cuando parecía que los visitantes impondrían la lógica se encontraron con la rápida respuesta de Odei, que materializó el 3-2. Demasiadas facilidades en defensa. Ni con Gerard y Alcácer en punta, y Ontiveros, Moi y Cazorla en la media, el Villarreal no fue capaz de marcar más que a balón parado y terminó encajando el cuarto, por mediación de Antonio Sánchez, en el descuento, todo ante un Segunda. Noche para olvidar, la gloria se queda en Miranda de Ebro, que volverá a vivir unas semifinales, para el Villarreal Anduva pasa a la lista negra de fiascos coperos.

El técnico Javi Callella realizó hasta seis permutas respecto a equipo inicial que dispuso ante Osasuna el pasado domingo, concretamente entraron de inicio el meta Andrés Fernández; los defensas Quintillà y Chakla -que estrenaba titularidad-; y los centrocampistas Anguissa, Chukwueze y Ontiveros; en detrimento de Ansejo, Rubén Peña, Albiol -lesionado-, Manu Trigueros, Moi Gómez y Paco Alcácer. De este modo, el entrenador madrileño formó con un 1-4-3-3, con Andrés Fernández en portería; Mario Gaspar en el lateral derecho, Quintillà en el perfil izquierdo, y con Funes Mori y Chakla como principal novedad en el eje de la zaga. Por delante actuó Iborra, más retrasado, con Anguissa y Cazorla como volantes; y Chukwueze y Ontiveros en bandas, con Gerard Moreno como referencia ofensiva.

El Villarreal intentó controlar el partido como más cómodo se siente, siendo el poseedor de la pelota y teniendo protagonismo con balón para crear espacios, y no iba a ser una tarea fácil para el cuadro groguet, y es que el conjunto burgalés realizó una presión muy alta, algo que dificultaba la salida de balón visitante, y por otro lado, dejó muy pocos espacios entrelíneas. La escuadra vila-realense tuvo el balón, en parte porque los de Iraola decidieron esperar atrás y salir rápido a la contra tras recuperar el balón. Ese era el fuerte de un Mirandés que tras el paso de los primeros minutos se apoderó del encuentro.

A los diez minutos Merquelanz avisó con un disparo que se marchó rozando la madera. Los rojillos trazaban las transiciones ofensivas a una velocidad de vértigo, y en una de ellas, al cuarto de hora del inicio, llegó el gol local, en una jugada en la que Matheus llegó antes a un balón al que Chakla fue muy blando, el brasileño le comió la tostada para batir a Andrés Fernández con un tiro raso al palo corto. Ontiveros intentó responder con rapidez, pero su remate se marchó al lateral de la red. Ahí se acabó la respuesta inmediata amarilla al gol encajado, de hecho González pudo marcar el segundo tanto con un chut lejano que se marchó ligeramente por encima del arco.

Sin embargo, el asedio, o cuanto menos el entusiasta dominio local, perdió fuerza y Villarreal logró empatar con un golazo de falta con una espectacular folha seca ante la que el cancerbero Limones poco pudo hacer más allá de contemplar como el esférico se alojaba en las mallas de su portería. Con el marcador igualado de nuevo se abría un nuevo escenario, tanto en el terreno de juego como en la grada, donde ese tanto enfrió en ambiente en Anduva. Pero el choque se calentó, y con polémica, en el descuento del primer tiempo, con un penalti que cobró De Burgos Bengoetxea por unas manos de Quintillà dentro del área VAR mediante. Pasaban dos minutos de los 45 reglamentarios cuando Merquelanz volvió a poner por delante a los locales con un lanzamiento ajustado al palo.

Calleja movió el banquillo en el descanso, dio entrada a Rubén Peña y sacó a Chakla, el primero de ellos se colocó en el flanco derecho de la defensa, un movimiento que trasladó a Mario Gaspar al centro de la defensa junto a Funes Mori. Y sin con un penalti se terminó el primer tiempo con otro comenzó la segunda, en este caso clarísimo por unas manos de Odei en el interior del área. Santi Cazorla tomó la responsabilidad de lanzar la pena máxima y no marró, el asturiano engañó a Limones para volver a igualar el marcador. Pero poco le duró la alegría al Villarreal, y es que tan solo dos minutos después Odei, que pasó de villano a héroe, marcó el 3-2 en una jugada a balón parado en la que remato solo en el área chica.

Todo nuevamente contra, al Submarino le tocaba remar contracorriente. Había media hora de margen por delante y Javi Calleja retiró a Chukwueze y metió a Paco Alcácer, había gol y el valenciano lo lleva en la sangre. Con esta permuta los amarillos pasaron a jugar con un 4-4-2, con dos delanteros, el mencionado Alcácer junto a Gerard Moreno, con Cazorla y Ontiveros en bandas. Pero el cuadro burgalés tuvo la sentencia. Merquelanz, tras una gran asistencia de Álvaro Peña, tuvo una oportunidad franca para marcar el cuarto gol de su equipo, pero la bola se marchó fuera lamiendo la cepa del poste. Pasaban los minutos y el Villarreal no era capaz de crear peligro, los rojillos, muy bien posicionados, apenas dejaban espacios entre líneas.

El técnico groguet echó toda la carne en el asador, metió a Moi Gómez por Anguissa, el de Rojales se colocó en la banda izquierda y Cazorla volvió a pasar a la sala de máquinas. No había más cera que la que ardía sobre el terreno de juego de Anduva. Cazorla probó fortuna con un disparo que Limones envió a córner y, a continuación, Iborra remató con la testa con peligro tras el saque de esquina y el meta local volvió a salvar a los suyos. En la recta final Gerard Moreno pudo igualar la contienda con un disparo muy peligroso que se marchó fuera por un pelo. Los últimos minutos fueron una montaña rusa de sensaciones, los locales aguantaban estoicamente, aunque incluso pudieron sentenciar con un nuevo disparo de Merquelanz que despejó Andrés Fernández. Por el otro lado, el Villarreal intentaba encontrar el tanto de la esperanza, el que valiera la prórroga. Pero el tanto que llegó fue el de Antonio Sánchez, que marcó la cuarta diana a puerta vacía tras una cesión de Merquelanz cuando éste encaraba al meta groguet.


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