NUEVA DERROTA DEL CD MIRANDES en Soria

 Primera derrota a domicilio (2-0)

Los rojillos, que acusaron una mala primera mitad, reaccionaron en la segunda aunque encajaron en los últimos quince de partido

Primera derrota del equipo a domicilio. No arrancó bien el encuentro para los rojillos. Media hora de no encontrarse a ellos mismos. Su juego. El que sí desplegaron las pasadas dos jornadas. Sin ritmo en la circulación y sin precisión. Y el Numancia apretaba arriba. Presión alta. Y llegó el aviso que hizo reaccionar a los de Miranda de Ebro. Gol anulado por fuera de juego, revisado en el VAR. Media hora ya de juego y fue la reacción que necesitaba el equipo. Antes de irse a vestuarios, Mario Barco tuvo un balón franco en el área que cruzó en exceso. Pese a las acometidas numantinas, el descanso llegaba sin goles en el electrónico. Jugadores a vestuarios.

Cambio de chip tras el paso por vestuarios. Correcciones, ajustes y, sobre todo, valentía para jugar el balón. Ahora sí, el Mirandés se atrevía a salir desde atrás tocando, no solo por fuera, también filtrando por dentro. El Numancia, por primera vez en el encuentro, se replegaba. Íñigo Vicente empezaba a encontrar espacios en su banda, pero demasiado alejado de la zona de peligro. Las jugadas morían lejos del área. Pudo hacer gol, eso sí, en el 62 con una internada por la izquierda, pero el disparo le salió blandito. El Numancia reaccionaba. Volvía a controlar el juego.  Y el equipo que no tenía el balón, en este caso el Mirandés, sufría. Y llegó el tanto local. Robo en la zona de tres cuartos, balón abierto a banda, centro tenso y remate de Higinio al palo contrario imposible para Limones. Cruzó con la testa aprovechando la fuerza del centro. Mazazo a quince minutos del final cuando el partido estaba más igualado que en el primer tiempo.

No se rindieron los rojillos, pero tampoco encontraban claridad en campo contrario. Y, entre tanto, el segundo gol. Centro colgado de nuevo desde la izquierda y remate franco de Carlos Gutiérrez que se hizo hueco casi en área pequeña para empapelar a escasos metros de portería. El encuentro acaba ahí.