DERROTA

DERROTA

Se perdió intentandolo ante una Real Sociedad, que, en Anduva, supo adaptarse para ganar la partida de una manera distinta a la que acostumbra, pero igualmente efectiva. Los donostiarras, respaldados también por más de mil seguidores en las gradas, asfixiaron a los rojillos y aprovecharon la pena máxima para finiquitar la eliminatoria.

Un nuevo penalti a falta de cinco minutos para el descanso puso la eliminatoria muy cuestarriba para los rojillos, que, hasta el momento, habían sostenido con solvencia la portería de Limones.

Puerta a cero y gol, esa era la premisa y el guión que se rompía tras el gol de Oyarzabal desde los once metros. El 10 de la Real golpeó inapelable para facilitar y mucho las cosas a los suyos en adelante.

Pero el C.D. Mirandés no da su brazo a torcer tan fácil. Anduva empujaba como nunca. Como siempre. Y los de Andoni Iraola buscaban ese gol que volviese a dar alas a un equipo que quería devolver la esperanza a las gradas.

Los rojillos lo intentaron por dentro, por fuera, con pases cortos y combinaciones rápidas, con balones por arriba y por abajo, y finalmente terminaron los últimos minutos optando por el juego directo.

El gol de la esperanza no llegaría y el C.D. Mirandés viviría el fin del sueño copero. Un sueño que ha sido grande y bonito, que ha dejado momentos de gloria que quedarán para los anales, y que ha mostrado verdaderamente lo que significa la magia de Anduva